sábado, 12 de julio de 2014

Peces

Te va a doler el coletazo de la mantarraya.
Te va a doler por unas horas.
Tal vez días.
Quizás te quede alguna marca roja
pero más te dolerá
la soledad del agua fría de esa noche
por querer meterte al mar
del que te enamoraste de día.

Te arderá la sangre que te cruza el corazón.
Te enfriará la espalda recordarlo.
Te llorarán los ojos
al mirar la marca y recordar el golpe
de la noche que buscaste al día enamorado.

Te asustará pensarte ingenuo.
Ingenuo a meter los pies y creer que la arena era la misma
que veías cuando el sol paseaba por la costa.
Ingenuo al sumergirte pensando que
aunque la noche era completa,
y la luz no iluminaba,
el mar seguía siendo el mismo.
Ingenuo al encontrar en ese agua una confianza imaginaria.
Una confianza que te llevó con la marea
hacia los peces de la noche.

Esos peces que sólo saben dejar marcas.

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