domingo, 13 de abril de 2008

ambient



(Brian Eno - The Shutov Assembly, Triennale)

Présteme usted un poco de atención. Esto no es magia. Aquí no hay nada que no pueda explicarse medianamente con la física clásica, usted puede quedarse tranquilo y sentir que todo va por su cause natural, conocido, predecible. Relájese. Déjese llevar. No se preocupe. Sin embargo usted, que está disperso, puede descubrir una pequeña sensación de que algo no se corresponde con el hilo lógico, con el equilibrio regular. Probablemente piense que fue una falsa impresión, que puede haber sido un error de su inconciente ya que usted está distraído, pero tal vez luego descubra que la sensación está allí de nuevo, y esta vez persiste, usted estará seguro que está ahí, que lo percibe, que lo podría intentar describir, que está definido aunque usted no sepa hacerlo. En ese momento posiblemente usted comience a dudar de sus sentidos, se aferre primero a la veracidad de su razonamiento antes que de su percepción, permitiendo la idea de que haya una falla en la comunicación de la vista, el tacto, el oído con su cerebro, probablemente considere que la explicación se encuentra allí, la médula espinal es tan compleja que en algún momento puede equivocarse, confundirse de señales, traspapelársele algún paquete. Pero no, quizás usted, que es una persona normal, comience a descreer esa idea, y la balanza empiece lentamente (o no tanto) a inclinarse a pensar que el mundo está equivocado, que tal vez existan aquellas cosas que se suelen llamar “sobrenaturales” y que usted apostaba que eran cosa de televisión y efectos especiales, incluso pueda usted comenzar a considerar que la magia verdaderamente existe y que no tiene nada que ver con los trucos de un mago de profesión. Y así en usted todo sucede. Su mente en ese momento comienza entonces a inquietarse, no es posible que usted no se quede con una respuesta a esto que lo perturba, y en el instante recuerda lo que yo al principio le dije, recuerda que yo le afirmé que nada iba a salir de la realidad, que nada de lo que sucediese iba a carecer de sentido. Usted quisiera salir a buscarme para reclamar explicaciones, pero se da cuenta de que es tarde, que ya se encuentra atrapado en un entorno completamente desconocido, donde no puede describir ningún suceso, ni mucho menos anticipar un hecho. Entonces se encuentra allí, atrapado y cada vez más aislado, su afán natural (humano, claro) de querer interpretar, descifrar, explicar cómo funciona todo, lo hace caer en la trampa, en una trampa que usted no pudo predecir porque creyó que todo estaba en armonía, no creyó ni que existiese un sector infinitesimal que usted no tuviera bajo control. Pero no se asuste. Intente relajarse. Tómese las cosas con calma e intente separar en su realidad todo aquello que existe afuera de usted mismo de todo lo que proviene de su imaginación.