jueves, 23 de agosto de 2018

Vos

Vos,
el agua fría.
Vos,
el sol de la mañana.
Vos,
el café amargo.
Vos,
los días olvidados.
Vos,
el resto de la gente.
Vos,
las luces infinitas.
Vos,
pan.
Vos,
aire.
Vos,
el libro que presté y que no regresa.
Vos,
otra vez las hojas de los árboles.
Vos,
mi hilera de palabras inconclusas.
Vos,
mezclándote en mi historia,
quisiera yo que escuches
las cosas que te digo
a vos,
señor de melodías.
Vos,
nube distante que se marcha, 
persona en construcción.
Vos,
poesía anónima
flotando en la botella
de un naufragio.
Vos,
fantasma recorriendo los espacios,
moviendo las cortinas,
rompiendo la rutina,
gritando en el silencio tus enojos,
vos,
siguiendo tus antojos,
confiando ciegamente.
Vos,
tu corazón latente.
Vos,
tus contrapuntos y el vacío.
Vos,
tu cuerpo en fuga a cuatro voces,
vos,
erizando a cualquier piel con esos roces,
vos,
sentime en un segundo
lo que quiero decirte:
vos,
mirá sobre tu espalda,
vos,
no olvides que también
sos eso que dejaste,
las huellas que marcaste
vos,
pisando distraído
las flores con rocío
de tus amaneceres.
Vos,
lamiendo tus heridas,
cicatrizando con el sol del nuevo día.
Vos,
quién sabe si sos víctima
de cien aves rapaces
sedientas de la sangre
que llevan tus compases.
Vos,
mutando en la mañana
las formas de la noche,
cambiando los colores
que entraron por tus ojos,
limpiando las cenizas
que dejó el fuego rojo,
escuchá también al viento
que trae poesías,
como vos,
belleza en lo más puro,
vos,
esencia de lo grande,
vos,
deidad de tu universo
interior,
vos,
viajante de la Tierra,
cadencia de la tarde.
Vos,
no niegues las palabras,
dejalas que resuenen.
Vos,
tu voz en mis entrañas,
vos,
el eco en mi memoria.
Vos,
que amas los caminos
que nacen de los bosques de tu alma.
A vos,
Gracias.