martes, 21 de febrero de 2017

Juego con timetravelling mental

El día empezó un día antes, viendo una película donde el protagonista estaba en su pasado, en su presente y en su futuro constantemente. Película que me dejó pensando al terminar, y que me sorprendió en mis pensamientos al despertar del otro día. Trama interesante si las hay, pero no esperaba que se estuviera proyectando en lo que iba a ser un día (una noche) fuera del tiempo mental.
Cayó el sol y me dispuse a salir de mi casa después de una semana de cuarentena, sabiéndome en un estado no del todo recuperado, pero con la necesidad de "vivir un rato, disfrutar un momento". Muy carpe diem, dirían por ahí. "Soltar" dirían los new age. Claro que a mí soltar, propiamente dicho, nunca me salió bien. Ni soltar hacia adelante ni hacia atras.
Y salí. Me subí al tablero, y me paré en el casillero designado. Y el juego arrancó tranquilo. Había jugadores agrupados, hablando de tácticas que no entendí. Y tiré los dados, y caí un poco más lejos de lo esperado. Pero bueno, allí fuí.
Y se largó a llover, como si fuera estrictamente necesario el cliché del escenario de película. Mi yo presente, mi personaje actual, tenía muchas herramientas y sortilegios acumulados para poder atravesar sin problemas esa aventura.
Pero de golpe, como siempre en cualquier juego, el narrador sacó su mejor pieza y complicó.
Y yo, que presenti el dolor en mi talón de Aquiles, quise retirarme de la mesa, pero mi orgullo y mi placer por jugar, sabiendo que igual nunca llevo las de ganar, me hicieron quedar.
Y el monstruo tiempo, sutil, hermoso y venenoso, fue hechizando las barreras del presente, del pasado y del futuro, y mi yo presente se perdió.
Se perdió por completo, todavia hoy no he sabido a dónde fue esa noche.
Sin embargo alguien tuvo que seguir jugando. No se bien quién se quedó: Mi yo pasado desquisiado, desahogando, depurando restos de basura que quedaba,  o mi yo futuro construyendo el muro, reconstruyendo las barreras mentales que estaban hechizadas.
No se si lo sabré. Mi yo presente volvió al día siguiente, a continuar desde el punto en que habia puesto pausa.
Lo único importante en el juego siempre es no morir.