jueves, 17 de octubre de 2013

W.A.

Somos,
a la velocidad del lápiz.
Lo que contamos de lo que pasa arma la historia, nos dibuja, nos define, nos da color, arma las líneas, nos viste. No podemos elegir el destino sin embargo somos dueños de combinar las palabras que traducen el mensaje.
"El pez por la boca muere"
El hombre con la tinta se condena. Lo que imprimimos en los demás es nuestra propia historia, allí donde depositamos cada palabra que decimos hay una hoja del libro de nuestra vida. Si el discurso es oscuro posiblemente generemos suspenso. Si mezclamos confundimos, si contamos muchas historias podemos perder lectores.
Si ni siquiera nosotros sabemos lo que contamos el libro será incomprensible.
Contemos nuestro cuento, el cuento que más nos gusta. Seamos protagonistas y directores. Personaje y escritor. Arte y musa.
Aprovechemos la suerte de que en nuestra mente (todavía) somos libres de elegir, somos dueños y soberanos.