martes, 27 de diciembre de 2011

Ojos

La presentación está saliendo con verdadera gracia, los colores de las telas arman el contraste perfecto con nuestros trajes y los movimientos de los trapecistas se sincronizan de maravillas, pese a la falta de ensayos previos. Yo me envuelvo y desenvuelvo en mi tela sin pensar, delegando el control de mi ser al inconciente motriz, al diálogo entre mi piel y cada hilo de la tela, expresando lo aprendido y lo sentido día a día en el taller.
Subo, bajo, abro los brazos, tomo la tela y la cruzo tras mi espalda, sosteniéndola con el muslo de la pierna izquierda. Miro distraidamente al público y


OJOS, esos ojos tuyos en la niña, la niña que no deja de mirarme y vos que saltás desde ese verde cobrizo brutalmente a buscarme,
vos en ese pasado escondido en la inocencia más pura estallás de repente en el circo congelando todo,

me paralizo, siento la tela estrangulándome la pierna, estiro mis brazos hacia vos, no me puedo agarrar, no estás, es la niña que me mira,
caigo.

martes, 20 de diciembre de 2011

Wishlist

Querido Dios:
De regalo de cumpleaños quiero dejar de tener vergüenza de salir a la calle.

Por favor...


- Una de mis yo-


---------------------------------------------------------

Dios:
Te agradecería que desaparezcan mis otros yo.


- Alguna de mis yo -

Tríptico

Aire. Fuego. Cable a tierra.
Libertad. Fe. Un poco de amor.
Qué bien que me hace. Qué incontinuo es a veces. Qué fundamental es la paz.
La habilidad de saltar al vacío, y abrir los brazos con tranquilidad. El desequilibrio de la balanza que nunca se mantiene quieta. La apertura visual, y la capacidad de evaluar.
El cielo siempre arriba y el suelo siempre abajo, y yo como nexo conectivo.

domingo, 16 de octubre de 2011

Madre Tierra

Esta masa redonda flotando en el espacio, esfera de superficie tan inmensa, presumiendo su existencia por tantos miles y millones de años, mostrándome cuán despreciable soy.
Estoy otra vez sentada acá, pensando y escribiendo por no saber cómo luchar con esta pequeñez.
Ocupando a penas unos instantes de su tiempo, en unos centímetros cuadrados de su espacio. ¿Sabrá quién soy? ¿le importará saber lo que pienso de ella?
Sé que no soy ni una pelusa en su ombligo. Ni la época que ocupo de la Historia, único lugar en el cuál podría generar algo que trascienda un poco más allá de mí, es la más interesante de todas sus eṕocas, ni de las transcurridas ya, ni probablemente de las que vendrán.

...

El conjunto de "todo lo que no soy" abruma. Se asemeja a una bola gigante que me pasa por arriba, y yo, como un insecto reventado me pego a su lomo, mientras la bola sigue girando sin poner reparo de mi presencia, pues en alguna de sus vueltas ya me habré desintegrado.

lunes, 3 de octubre de 2011

Quiero dejar de cantar...



Olvídame,
esta zamba te lo pide.
Te pide mi corazón
que no me olvides, que no me olvides.

Deja el recuerdo caer
como un fruto por su peso
Yo sé bien que no hay olvido
que pueda más que tus besos.

Yo digo que el tiempo borra
la huella de una mirada,
Mi zamba dice no hay huella
que dure mas en el alma.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

730 días



No hay rincón en esta casa
que no te haga regresar.
Cada grano de memoria,
y la casa es un arenal.

Fuí a tus playas por el día
y allí me quedé dos años.
Fuí lamiendo tus heridas,
fuiste dándome un remanso.

A la sombra de tu luna
se acunó mi corazón,
se borraron mis arrugas,
mi casa se iluminó.

Germinaron mis canciónes
de las que yo merecía,
se paró el reloj de arena,
730 días.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Ausente

La ciudad está llena de un vacío de vos. Hace ya tiempo que no te veo, pareciera que te has desvanecido de mí.
La ciudad está llena de un vacío de vos. No estás en estas calles que transito. No estás por cruzar en las esquinas, no estás comprando el diario del domingo. Miro en el colectivo y no estás, yendo a ningún lugar, volviendo.
La ciudad está llena de un vacío de vos. Pasan los autos, ninguno es el tuyo. No vas en bicicleta por la avenida. No salís ni entrás a tu edificio, tu número ya no corresponde a un abonado en servicio.
La ciudad está llena de un vacío de vos. No te veo en la cola del super. No tomas más candys en la heladería. Ni siquiera está en las góndolas tu postre preferido.
La ciudad está llena de un vacío de vos. No fuiste a ver la banda, no te vi sentado cabeceando, con una cerveza en la mesa y la felicidad de estar sentado justo dónde disfrutabas estar.
La ciudad está llena de un vacío de vos. No estás en el parque, no te cruzo yendo a jugar al fútbol, no te he visto más correr.
La ciudad está llena de un vacío de vos. Tengo una sospecha. Tal vez sólo existías en mi imaginación, y ahora que he tenido que sacarte de mi alma, ya no sos, ya no estás en ningún lado.

domingo, 17 de julio de 2011

homofonías y homonimias adecuadas

ser feliz
ser un ser feliz
hacer feliz
hacer un ser feliz
feliz de ser
feliz de hacer
... a ser feliz.

jueves, 9 de junio de 2011

Títere

En silencio te miraba cuando de un golpe
le sacaste las sábanas a lo que yo llamaba
fantasmas,
dejando al descubierto el frío metal de los percheros inmóviles e inofensivos de la habitación.
Me alegré de poder dormir un poco más tranquila,
sabiendo ahora que el fantasma no era más que un pedazo de tela.
Aunque las voces seguían ahí.
A la mañana siguiente me dijiste
"hablás dormida, será que soñás mucho",
y me quedé pensando que
entonces esas voces nocturnas
a las que tanto temía
eran producto de mi imaginación.
Desayunamos juntos y te invité al campo donde siempre me sentí tranquila,
y sin previo aviso tumbaste los árboles y desarmaste toda la escenografía,
mostrándome el cartón pintado que la sostenía.
Lloré un poco,
la desilusión es harto cruda y dolorosa.
Entonces te grité
"¡Estoy atrapada! Esta habitación me tiene prisionera."
y te reíste,
agarraste una silla y te subiste,
empujaste el techo,
me mostraste el cielo y me dijiste
"¿Por qué no volás? ¿Para qué tenés las alas?"

Y volamos.

Volvimos cansados a mi cama y al llegar agarraste las sábanas sucias diciendo
"así no podés dormir",
y pusiste sábanas nuevas y blancas.
Y nos acostamos.
Me sacaste la ropa y la máscara
y me dijiste
"así sos más linda",
y sonreí.
Estiré mi mano y te agarré
(al fin),
y al tirar de tu ropa
me encontré
frente a frente
con mi otra mano desnuda
y vos vacío,
inmóvil en el piso,
inútil sin mi mano moviéndote
para hacerte hacer,
a vos,
títere mío,
lo que yo no me animaba.

sábado, 14 de mayo de 2011

Otoño


El otoño tiene unas muy bellas formas de andar en mi balcón...


|Jacques Loussier| Autumn  Concerto No. 3 In F Major: Adagio Molto (Antonio Vivaldi - The Four Seasons)

sábado, 9 de abril de 2011

u n p l u g g e d

Desenchufarme un rato de la alta tensión,
dejar que se enfríe un poco el motor,
limpiar el interior de la máquina,
ventilar.


... inside elevation

lunes, 7 de febrero de 2011

interrupciones difusas

La cuestión es que estaba en la plaza leyendo,
leyendo estaba yo en la plaza,
la plaza estaba en donde yo me dispuse a leer,
leía mientras estaba yo en la plaza,
la plaza me leía mientras yo estaba en el libro,
el libro leía a la plaza mientras yo estaba.
Plazeaba en el libro estando en la lectura,
libreaba la plaza en la lectura que estaba,
estaba en la plaza mientras leía,
la plaza me leía en el libro que estaba,
el libro estaba en mí cuando la plaza leía,
la plaza estaba en el libro que estaba leyendo,
el libro estaba leído mientras yo plazeaba,
leía la plaza mientras el libro estaba,
el libro leía mientras estaba en la plaza...
no se ya muy bien qué hacía yo cuando vos llegaste y me alegraste el día.

sábado, 5 de febrero de 2011

viejo recuento

Se relajaba un poco en la silla mientras pensaba en su situación. Había tenido un día largo, bueno, pero bastante activo, la noche hacía rato que la había sorprendido entre sus idas y venidas, y sólo habíase sentado frente a su computadora con la excusa de leer nuevas noticias y buscar algunas informaciones realmente irrelevantes. Y entre todos esos ecos del día le daba vueltas en su cabeza una nueva rareza. Había alguien en la red que le había quitado el sueño. A pesar de su consciente realidad y su necesidad por descansar para poder tener un día siguiente (viernes) provechoso al máximo, no lograba desconectarse esperando los mensajes de este hombre, que le había robado la rutina. Lo que le llamaba mucho la atención es la forma extraña en que lograba atraparla, pues no utilizaba los métodos tradicionales de diálogo a través del chat, sino que entablaban una serie de mensaje-respuesta por el correo, y proponiéndole escribir un cuento entre los dos. Ella, no pudo decir que no, y comenzó. Pero también quiso aportar su cuota de estilo a la noche y comenzó a escribir un cuento paralelo al que ambos redactaban, donde volcaba la historia de la noche de su lado. Sus sentimientos, sus ideas y su creatividad para alterar la historia un poco aparecían en el cuento. Le dolía la espalda y no estaba segura de seguir esperando otro mensaje. Pero evadía la decisión buscando más y más información inútil.

Y así llegaba otro correo. Sonrisa en su rostro, y continuar su cuento entreleyendo el mensaje, tres ventanas en la pantalla se alternaban: Kundera, Google, y la continuación del cuento. Las ideas empezaban a tomar forma, y parecía que el cuento empezaba a tener un rumbo casualmente de los que ella suele apreciar. Entonces ahora la indecisión aumentaba más, ya que el reloj cada vez presionaba más por abandonar el momento y reinsertarse a la sucesión de días en los cuales debía mantener el orden de sus actividades para evitar inconvenientes.

Pero se dio cuenta de que cada vez más le estaba gustando escribir ambos cuentos, sobre todo el de ella.

Su gato se sumó a la vigilia, aportando creatividad al entorno, ahora parecía todo abocarse a la inspiración.

La habitación donde se encontraba tenía una luz amarilla, totalmente solitaria, con su gato al lado, con la música que la lluvia de la noche le ofrecía, y un frío en el cuerpo que la hacía sentir bien (pues encontraba algo de placer en sentir frío).

Entonces completó un poco su cuento, cambió la ventanita, se detuvo en el navegador para buscar un poco sobre Rulfo, luego agregó un toque más de ella al cuento compartido y se despidió de él.

Pensó en enviarle lo que ella había escrito aparte, pero luego se inhibió, y reconociendo su extraño amor por él, lo guardó por si existiera alguna vez que pudiera regalárselo. Y sin releer ni esperar respuesta alguna de su compañero, eligió dormir.

jueves, 27 de enero de 2011

night race

Trato de no mirar para atrás. Llevo ya más de media hora sin parar, mis piernas ya no dan más, pero en el instante en que aparece en mi cabeza la vaga idea de parar cierro los ojos y acelero a más no poder. No tengo muy claro por dónde estoy, las luces de las calles están casi todas rotas y la oscuridad de la noche sin luna no me deja encontrar ningún sitio familiar o que me recuerde a alguna calle por la que alguna vez (de día y más despacio) deambulé. Me duelen las rodillas pero sigo corriendo, en estos casos no se piensa en el dolor, ni en la dirección ni el tiempo. Ni siquiera se piensa si la decisión fue buena. Hay que correr, no se puede parar, está oscuro y la hora anterior ya está muy lejos.
Corro, salto unos bultos que parecen ser bolsas de basura abandonadas en la esquina. Tanteo mis bolsillos y noto que mis llaves ya no están, posiblemente se cayeron cuando trastabillé unas cuadras atrás. Los puchos por suerte siguen allí, junto con los caramelos de menta que recibí de vuelto cuando compré el atado, ni bien comenzaba la historia. Sigo corriendo mientras miro todas las ventanas de las casas cerradas, no veo ninguna puerta entreabierta, ni un filtro de luz por un cerrojo que me ilumine al menos un instante al pasar. Nada. Sigo a toda velocidad cada vez más agobiada, ya pasaron 26 horas desde que me desperté en el piso de aquella habitación en la que han transcurrido estos dos días tormentosos. El insomnio me viene secuestrando el sueño de las últimas semanas y a penas si he descansado fue por alcanzar límite resistible, ergo mis músculos flaquean sin embargo es necesario mover el margen un poco más allá (otra vez), hacer que la barrera de tolerancia se levante un poco más para que pase ésta, la última (como siempre).
No se cuánto correré ni de qué forma pueda llegar a dar el último paso, a dónde se frenarán mis pies y por qué razón, pero lejos, bien lejos de esa habitación y esa historia y ese cuento de fantasía que traspasó mi imaginación y convirtió mi realidad en algo insano, en un enjendro que no pude proteger, un monstruo que quiso convivir conmigo y dentro y fuera de mi mente. Un ser muerto o agonizante que yace en esa horrenda habitación, con parte de mi sangre manchando las paredes.