domingo, 20 de septiembre de 2009

wings

Talía necesita escaparse para sobrevivir. El deseo y la necesidad se hacen tan fuertes y tan intensos que su cuerpo, al fin, responde. Se adapta. Le crecen alas. Pero ella no sabe volar, sólo aprendió a deambular, cerrar los ojos o divagar para que la realidad no acapare su atención.
Entonces ella se predispone. Quiere intentarlo. Se focaliza, repite para sí misma "no tengas miedo", aunque sabe que todo nuevo desafío la aterra. Respira profundo, comienza a mover las alas. Descubre algo inesperado: el roce con el viento comienza a escucharse...