jueves, 16 de agosto de 2007

As it happens

Nacer, Crecer, Rutina, Morir
Despertó y estaba muerto. Estaba frío y su corazón ya no latía. Volteó a decírselo a su esposa.
-Estoy muerto, morí mientras dormía.
-Oh!, perdóname, yo también dormía, no te escuché morir.
Se levantó, fue al baño y se afeitó. Se cortó varias veces, pero no sangró, estaba muerto.
Era hora de ir a trabajar, aun muerto tenia responsabilidades que cumplir.
Rechazó el desayuno que solícitamente su esposa le había preparado. No tenía hambre, estaba muerto.
El colectivo llegó a la misma hora, como cada día los últimos veinte años. En su camino por abrirse paso entre la agolpada multitud de gente, que como él, contaba los minutos y las cuadras que los separaban del siguiente día, igual al anterior; su mano se encontró con otras, estaban frías. También estaban muertos.

RodrigoB

lunes, 13 de agosto de 2007

Ella

Encontrarte allí fue algo mágico místico casual, y si no va ninguna de esas tres palabras entonces alguno diría que fue el destino. Yo prefiero no creerlo. De una u otra forma allí estabas, y yo estaba allí también, quién iba a decir que yo estaría aquella noche o cualquier otra en un sitio como ese ( o como otro de esos) en donde sólo encontrás sociedad, o mejor dicho, lo que yo tanto aborrezco, sociedad amontonada. Y quién (acaso el mismo) iba a decir que yo te encontrara, te aceptara, y conversara con vos que aquella noche en aquél lugar tenías el pelo tan prolijo, el perfume tan dulce, la remera con esa frase tan a la moda y las zapatillas tan caras...

Pero dígalo quién quiera, yo fui al boliche por casualidad o mejor dicho por cumpleaños de Juanita (supongamos), y luego de pelear con mis prejuicios, mis convicciones y mis amigos, entré, caminé, bailé, me amontoné, me cansé y me senté. Lo que no fue raro es haberme sentado en un lugar que teóricamente estaba ocupado. Jeje. Me acuerdo que vi la silla liberarse y me senté de espaldas a vos, y a la tercera vez que me repetiste lo que habías dicho comprendí que tus palabras decían algo de una chica y de un baño. Claro... “perdón, perdón, no me di cuenta. Cuando vuelva me levanto”. Las palabras fueron aceptadas ergo se me escaparon otras tras otras tras otras tras otras más.

Me acuerdo que te reíste mucho de mí, y viceversa. Me acuerdo que llegó la chica medio borracha y con una amiga escoltándola, saludaron y se fueron. Me acuerdo la canción que te sabías de memoria. Me acuerdo que mentiste un poco sobre vos e inventaste (correctamente) sobre mí. Me acuerdo que te rocé la mano sin querer e inconcientemente la corriste. Me acuerdo que inmediatamente corregiste tu actitud tímida y me rozaste la mano para desafiarme silenciosamente y desencadenando sucesos paralelos y totalmente ajenos a la conversación (que aparentemente no se enteraba). Me acuerdo la hora en que me tuve que ir. Me acuerdo cuánto me salió el taxi por volverme sola. Me acuerdo todo.

El domingo posterior al sábado correspondiente a tales sucesos me levanté riéndome de mí por la noche tan descabelladamente distinta y rara a todas mis noches. Ese día lo dediqué (entre otras cosas) a descubrir las infinitas diferencias que me separan (tan rotundamente) de personas como tu persona. Ejercicio mental que siempre me gustó hacer, ya que yo siempre fui tan decidida con mis ideas sobre la gente, sobre gente como vos, para ser más exacta. Enumeré de hache a be, de uno a ene, de mayúscula a minúscula, de rojo a violeta, de fin a principio y de intermedio a algo más, cada lógica y obvia razón por la que yo (YO) no me enamoro de un chico como vos (VOS!).

Por supuesto! Fácil me resultaba pensar sin conocerte.

Pero el día terminó y empezó otro, y te encontré de nuevo, y de nuevo acá, y de nuevo allí (otro cumpleaños) y... te conocí, y... me enamoré.

Y encontré tantas cosas en común.. Y descubriste tantas cosas en mí... Y entonces algunos decían que el destino nos unió, y yo me reía, y vos me abrazabas, y yo me inquietaba un poco por vergüenza y otro por tonta (sobre todo esto último). Y pasamos primaveras floreadas y olorosas, tardes merendadas y noches abrigadas.

Pero como buen cuento de hadas en una tierra sin hadas en algún momento se traspapeló el final feliz.

Y entre un YO que al final era un 'yo' y un VOS tan VOS, tan grande, tan especial, tan aparentemente incompatible conmigo. En una vuelta de hoja te perdí paso y me perdiste rastro.

En años la gente se puede esfumar y volver a fumar, dejar de fumar, engordar o embarazarse. Eso creo que me pasó a mi, pero de él, ni idea. Me imagino que es feliz.

Seguro que ella es una hermosa mujer, que sabe quererte en inglés, alemán y ruso. Seguro que ella

tiene dos apellidos, una sonrisa impecable y una sencillez que únicamente combina al lado tuyo. Ella seguro que sabe conversar contigo, que no dice estupideces y que no se enoja al pedo, seguro que se ríe a la par tuya y no te molesta (demasiado), te llama justo en el momento indicado y se aleja exactamente hasta el punto en que vos corrés a buscarla. Ella es perfecta, ella es lo que vos merecés, con ella sos feliz, ella es ELLA y vos sos VOS. Ella es todo lo que yo siempre quise haber sido para merecer estar al lado tuyo..

Ella es la que te va a hacer pensar al fin porqué te habías enamorado de mí, ella es la que me va a hacer pensar porqué te dejé, porqué te perdí.